En el verano de 1953, tras la muerte de Stalin y la deteción de Lavrenti Beria, el gobierno soviético promulga el decreto "Sobre la amnistía" que libera de los campamentos de trabajo a miles de presos. En una remota aldea del norte se esconden dos de ellos, el ingeniero Nikolai Starobogatov, acusado de ser espía inglés, y el capitán de un regimiento de reconocimiento Sergei Basargin, denostado por haber sido prisionero en un campo nazi y después de fugarse haberse reincorporado a sus tropas.