En 1923, Cecil B. DeMille terminó el rodaje de "Los diez mandamientos". Durante el rodaje, ocurrieron extraños sucesos y, terminado el trabajo, el plató quedó sepultado bajo las dunas. Algunos años después, las tareas de rescate de los restos de los decorados, despiertan a un espíritu egipcio. A partir de ese momento, algunos miembros del equipo empiezan a morir.