A la edad de 22 años, Céline recibe una sucesión de noticias traumáticas: su padre muere y, además, descubre que es adoptada. Los acontecimientos la sumen en una gran depresión que le hacen coquetear con la idea del suicidio. Geneviève, una chica que trabaja como enfermera, un día encuentra a Céline inconsciente en la calle, y se la lleva al hospital. La madre de Céline contrata entonces a Geneviève para que la cuide. La enfermera se siente particularmente identificada con Céline, puesto que ella pasó por un trance parecido años atrás, y le hace seguir el mismo proceso que ella pasó para recuperarse. La amistad entre las dos muchachas crecerá enormemente, y Céline descubrirá que incluso tiene cierto don para la curación.